Tuberculosis

Mycbacterium (BACTERIA).

Etiología: es producida por unas micobacterias (Mycbacterium) distintas a las que producen la tuberculosis humana, así que el primer mensaje de esta ficha será el de "mantengamos la calma".
Aclaración: llamar tuberculosis a esta afección que ocurre (raramente) en peces no es del todo correcto, porque la primera reacción que causa es miedo.
Esta infección por "micobacterias atípicas" afecta a los peces, y muy raramente "podría" causar lesiones en seres humanos, y digo podría porque no me he enterado nunca de que haya ocurrido. Es decir, teóricamente, los humanos podríamos contraer estas micobacterias, si se presentase el "terreno adecuado", que consta básicamente de un sistema inmunitario muy deteriorado.

Generalidades:

Estas micobacterias son intracelulares y por mecanismos de defensa propios (ajenos al propósito de este artículo) evitan ser controladas por el sistema inmunitario del individuo afectado.
De todos modos el sistema inmune detecta que algo no anda bien y en su intento por acabar con el problema es que viene a producir mayor daño que el que causa la bacteria por sí misma.
De este modo, las lesiones características se denominan "granulomas" y están compuestas básicamente por células del sistema inmune que se aglomeran en un intento por aislar a las células infectadas en el organismo.

Síntomas:

La sintomatología de esta afección es múltiple.
Es frecuente encontrar peces con adelgazamiento pronunciado, vientre hundido, deformaciones de la columna vertebral y otras deformaciones osteocartilaginosas.
También puede encontrarse ojos hundidos, decoloración y en una etapa posterior, los peces se tornan apáticos y dejan de alimentarse.
En algunos casos también puede haber exoftalmia y formaciones nodulares sobre el cuerpo del pez.
El diagnóstico definitivo es microbiológico, y deberá hacerse con material obtenido de autopsias realizadas a peces muertos con dicha sintomatología.
Para observar con microscopio utilizaremos la técnica de coloración de Zielh-Nielsen y si detectamos BAAR (Bacilos ácido-alcohol resistentes) confirmaremos el diagnóstico de esta afección.

He leído muchas veces que se han intentado varios tratamientos, algunos de ellos han resultado efectivos, sobre todo los que contienen entre sus fármacos kanamicina o rifampicina.

Lo cierto es que la tuberculosis no debería ser tratada en animales, al menos en peces de ornamento. Esto es porque el mycobacterium es un organismo muy resistente y bastante propenso a realizar mutaciones para prosperar. Cualquier tratamiento que resulte inefectivo podría desencadenar una mutación y el problema de esto sería no sólo la resistencia que adquiriría ese microorganismo, sino que además podría obtener otras características que aún no posee.
Por ejemplo, digamos que "estimular la mutación" tratando inadecuadamente esta enfermedad podría hacer que aparezcan cepas de esta bacteria realmente patógenas para los seres humanos y transformarse en un problema social de importancia, esto sólo como ejemplo repito...
Por lo tanto, nuestra recomendación es: no intentar ningún tratamiento si tenemos la seguridad de que estamos efectivamente frente a una tuberculosis.
De hecho, en algunos países está prohibido tratar la tuberculosis en animales, reservando la serie de antibióticos efectivos sólo para el tratamiento en seres humanos, evitando así tentar a la naturaleza.
La mejor opción será apartar los peces afectados y sacrificarlos, luego desinfectar el acuario lavando todo con cloro, dejándolo luego varios días al sol para que se evapore y las radiaciones hagan lo suyo y por último, enjuagándolo varias veces para eliminar cualquier resto de cloro que pueda haber quedado.

De acuerdo con la variada sintomatología que presenta los diagnósticos diferenciales que propone esta enfermedad, siempre deberemos agotar los recursos antes de decantarnos por tuberculosis. En última instancia, recurrir al microscopio y personal especializado será la mejor opción para definir el cuadro.